domingo, 15 de marzo de 2015

Si guardamos todos nuestros sentimientos en una caja y lo cerramos, en algún momento de nuestra vida esa caja puede estallar en mil pedazos dejándonos completamente devastados y de alguna forma, supongo, es lo que ha pasado. 
Puedes fingir que todo va bien, ignorar todos los sentimientos que tienes ocultos, todas las palabras que se agolpan en tu mente. Poner una sonrisa intentando ser feliz... bueno, ser alegre pero en algún momento estallas. Estallas a llorar sin saber porqué, aunque... realmente si lo sabes, solo que está completamente oculto en el fondo de tu cerebro. 
Rehabilitada... Es lo que me digo a mi misma cada vez que salgo, pero no es cierto... Nunca lo es, porque desde los trece años estoy entrando y saliendo de un bucle del que, realmente, no hago nada por salir. 
Hay días en los que me resisto y consigo ignorar a las voces en mi cabeza que me dicen que eso no está bien, hay días que ni siquiera oigo esas voces pero hay otros días.... Hay días en los que caigo en sus garras y me dejo llevar sin más. Días en los que estoy cansada de luchar... 
Solo hace falta una palabra, una mirada, un sentimiento, un acto para que todas las paredes se caigan, para que todo explote en millones de pedazos y yo me deje llevar al abismo. 
Probablemente la gran mayoría piense que estoy loca, no me puede importar menos... Es como soy. Imperfecta, rota, quebrada...  Un puzzle incompleto que nadie se molestará en forma...